miércoles, 4 de septiembre de 2013

El oso negro, el moldeador del mundo.


Cuenta la tradición rarámuri -tarahumara- que al inicio de los tiempos, el Sol y la Luna eran dos pequeños niños que vivían vestidos de pencas de maguey, en una inmensa oscuridad y una soledad de igual magnitud. Para cambiarlo crearon a los rarámuris.

El dios Sol creó a los tarahumaras teniendo como ingredientes el maíz y a su aliento, estos condenados a la pobreza. Al mismo tiempo, el hermano de este, señor de la oscuridad - el diablo- creó con cenizas y un soplido a otro ser, el hombre blanco o chabochi, destinados a poseer la riqueza de este mundo.

En este mundo habitado por los rarámuris existía una criatura que le daba forma al paisaje, el moldeador de la  sierra donde ellos hasta hoy habitan, el “Ojui”, que nosotros los chabochis conocemos como “oso negro”, protagonista de esta publicación.

El Ursus americanus sólo es habitante del continente que su nombre señala, desde Alaska hasta la Sierra Madre Oriental en México. Es el más abundante del mundo con poblaciones estimadas entre los 500 y 700 mil ejemplares. Aunque en nuestro país presenta una grave amenaza de extinción

Este oso, de mediano tamaño, llega a pesar hasta 400 kg (mediano tamaño para un oso, claro), aunque lo común es no sobrepasar los 200 kg. Este peso lo logra alimentando de frutas, tallos  y raíces,  como las bellotas, yuca, tunas, ciruelas y uvas. Aunque también come pequeñas aves, reptiles y, en los lugares donde habitan ambos, se le lleva a ver comiendo crías de venado. Y claro, es amante de la miel.

Como buen oso, durante los últimos meses del año se alimenta en gran cantidad, de tal manera que aumenta en gran medida sus reservas de grasa, para entrar en un estado de letargo durante el invierno, durante el cual e instalan en madrigueras o pequeñas cuevas.

¿Amenazas? Como prácticamente todo animal silvestre en la actualidad, la pérdida de su hábitat representa una seria amenaza, (el 80% del hábitat que poseía en nuestro país ha dejado de reportar su presencia).También puesto en peligro por la cacería ilegal.

Después de reconocerse una población de 2 millones de osos negros en todo el continente, que por cierto muchos son pardos, rojizos, grises e incluso blancos, hace algunos cientos de años, la población ha disminuido a una cuarta parte y, por lo menos en nuestro país, sigue esa tendencia, todo a manos de nosotros, los chabochis, los hijos del diablo tarahumara.


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