Este
simpático animal presenta una característica a la cual le debe cada adjetivo
que aluda a la senitud, su cabeza se encuentra cubierta de pelaje blanquecino, color
que puede compartir el pelaje de su pecho. Cabe mencionar que también hay
animales completamente oscuros.
El
cabeza de viejo, como también se le
conoce, es un pariente de las nutrias, de mediano tamaño, posee una longitud
aproximada a un metro desde la cabeza a la punta de la cola. Su hábitat se
encuentra desde México hasta Argentina.
En específico en nuestro país se
encuentra al sureste: Yucatán, Campeche, Chiapas, Veracruz, Guerrero y Oaxaca,
aunque también se sabe de su presencia en Sinaloa y Tamaulipas.
Habitante
de la selva, el viejo de monte se alimenta prácticamente de lo que encuentra,
desde frutas y pequeños insectos, hasta reptiles, aves y roedores. Incluso se
le ha visto cazando monos araña, venados y pecaríes.
Con
comportamiento similar al de un perro, uno muy travieso, aunque mucho más
hábil, el tayra vive desde el nivel del suelo hasta la copa de los árboles, dado
que utiliza pequeñas cavidades en los árboles, o fosas subterráneas (arrebatadas a otros
animales) como madrigueras.
En
la selva cumplen un papel muy importante, dispersar semillas, polinizar plantas
y controlar plagas de insectos, actividades fundamentales para regenerar su
hábitat.
Amenazado,
como prácticamente toda la fauna silvestre, por la destrucción de su
hábitat, el viejo de monte ha encontrado otra manera de
sobrevivir. Lo han domesticado para fungir como cazador de ratones y como espantapájaros.
Por lo que ha encontrado protección, alimento y cuidados al lado de los
humanos. Como diría la gente, la experiencia que te da las canas.
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