miércoles, 4 de septiembre de 2013

La sabiduría de la selva


Foto de Eira barbara, tayra o viejo de monte

Este simpático animal presenta una característica a la cual le debe cada adjetivo que aluda a la senitud, su cabeza se encuentra cubierta de pelaje blanquecino, color que puede compartir el pelaje de su pecho. Cabe mencionar que también hay animales completamente oscuros.

El cabeza de viejo,  como también se le conoce, es un pariente de las nutrias, de mediano tamaño, posee una longitud aproximada a un metro desde la cabeza a la punta de la cola. Su hábitat se encuentra desde México hasta  Argentina. En específico en nuestro país  se encuentra al sureste: Yucatán, Campeche, Chiapas, Veracruz, Guerrero y Oaxaca, aunque también se sabe de su presencia en Sinaloa y Tamaulipas.

Habitante de la selva, el viejo de monte se alimenta prácticamente de lo que encuentra, desde frutas y pequeños insectos, hasta reptiles, aves y roedores. Incluso se le ha visto cazando monos araña, venados y pecaríes.

Con comportamiento similar al de un perro, uno muy travieso, aunque mucho más hábil, el tayra vive desde el nivel del suelo hasta la copa de los árboles, dado que utiliza pequeñas cavidades en los árboles,  o fosas subterráneas (arrebatadas a otros animales) como madrigueras.

En la selva cumplen un papel muy importante, dispersar semillas, polinizar plantas y controlar plagas de insectos, actividades fundamentales para regenerar su hábitat.

Amenazado, como prácticamente toda la fauna silvestre, por la destrucción de su hábitat,  el  viejo de monte ha encontrado otra manera de sobrevivir. Lo han domesticado para fungir como cazador de ratones y como espantapájaros. Por lo que ha encontrado protección, alimento y cuidados al lado de los humanos. Como diría la gente, la experiencia que te da las canas.

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